Todos Somos Chinos

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por Peter Bosshard*
Crónica de San Francisco
Febrero 08, 2008

China está rápidamente comprando los recursos del mundo. La nueva superpotencia mundial está explorando yacimientos de petróleo en África y el Asia central, perforando yacimientos de gas en Birmania, construyendo represas hidroeléctricas en la región del Mekong, realizando prospección de minerales en el Congo y talando bosques en Indonesia. El hambre de China por las materias primas hace que el precio del petróleo y otros recursos aumente, y estrecha de los límites ecológicos del planeta.

China se une a la fiesta en un momento en que otros países y empresas ya controlan la mayor parte de los recursos del mundo. China ha respondido explorando lugares que otros actores han considerado demasiado arriesgados. Empresas chinas están desarrollando campos de petróleo, minas y presas en zonas alejadas geográficamente, políticamente inestables y ecológicamente frágiles, a menudo haciendo caso omiso de los derechos humanos ambientales y los impactos de sus inversiones.

Una empresa china está construyendo una gran presa en el río Kafue en Zambia que pone en riesgo importantes humedales, incluyendo dos parques nacionales. La presa generará energía para minas de cobre y cobalto destinados para la industria China. Cuando los financistas occidentales dudaron de financiar el proyecto del Río Kafue a causa de las preocupaciones ambientales, una compañía promotora china rápidamente se hizo a cargo del proyecto instando a las autoridades de Zambia a reducir el proceso de evaluación ambiental.

Ya comenzó una reacción en contra de los impactos sociales y ambientales de las inversiones de China. Los trabajadores en las minas de China en Zambia han protestado por las pobres condiciones de trabajo. Grupos rebeldes han tomado como blanco las instalaciones petroleras de China en Nigeria y Etiopía. Grupos ecologistas en Birmania y Sudán han pedido a los constructores de represas chinas que se mantengan alejados de sus ríos. Y el gobierno de Sierra Leona ha prohibido las exportaciones de madera a causa de los devastadores impactos causados por la tala de árboles de las compañías chinas.

Al igual que cualquier inversionista a largo plazo, las empresas chinas tienen interés en evitar los abusos de los derechos humanos y la destrucción del medio ambiente en los países que las acogen. El gobierno chino ha emitido directrices a las empresas chinas para proteger los derechos de los trabajadores, las comunidades locales y el medio ambiente. Algunas empresas chinas han comenzado a adoptar las normas ambientales, pero aún falta que las pongan en práctica de manera efectiva.

Sin embargo, la responsabilidad de China en dejar su huella en el medio ambiente mundial no termina en Beijing y Shangai. Gran parte de los minerales y maderas que China extrae en todo el mundo terminan en nuestras casas en el mobiliario, computadoras y juguetes. Se estima que el 70 por ciento de las importaciones de madera de China son re-exportadas en productos para el mercado mundial. Y el cobre de las minas de China en Zambia, bien puede ser el cableado en nuestros televisores.

China se ha convertido en la fábrica del mundo, pero su propio consumo per cápita es todavía modesto. Las emisiones de dióxido de carbono de la media de los ciudadanos chinos son sólo una cuarta parte de las emisiones en los EE. UU. La mayoría de chinos no conducen coches, y desde ya, la economía de combustible de automóviles de China es superior a la norma de Energía que EE. UU. ha fijado para 2020.

El balance de carbono cuenta historias. Bienes que se consumen en otros países representaron el 31 por ciento de las emisiones chinas de dióxido de carbono en 2004. Nuestras propias emisiones de dióxido de carbono fueron hasta 30 por ciento mayores, si se incluyen las emisiones de los bienes consumidos aquí, pero producidos fuera de los Estados Unidos. El papel de China como fábrica del mundo nos permite subcontratar la mayor parte de nuestro trabajo sucio.

Empresas chinas necesitan fortalecer las normas ambientales de sus inversiones en el extranjero para proteger a los trabajadores, las comunidades y los ecosistemas en los países que lo acogen. Textiles, muebles y empresas informáticas del mundo que fabrican muchos de sus productos en China, también deberían considerar los efectos ambientales de su cadena de suministro, incluyendo el origen de sus materias primas.

Sin embargo, las normas ambientales por sí solas no serán suficientes. China, la India, Brasil y otros países seguirán creciendo, con cientos de millones de personas ansiosas por unirse a la forma de vida us-americana. El rápido crecimiento de la huella ambiental demuestra que nuestro estilo de vida no puede ser multiplicado en el mundo debido a los límites ecológicos.

Tenemos que hablar en defensa de los ríos, bosques y comunidades locales que China con su malgasto de recursos está poniendo en riesgo. Pero esto se vuelve realidad sólo si reducimos nuestro propio consumo y adoptamos sistemas mas inteligentes de energía, transporte, planificación y políticas industriales en nuestros países. Sólo podemos esperar que China proteja el medio ambiente mundial si nosotros reducimos nuestra propia sobredimensionada huella en el planeta.

* Peter Bosshard es director de política de los “Ríos Internacionales”,
una organización sin fines de lucro con sede en Berkeley / EE.UU.

Para obtener más información acerca de “Ríos Internacionales”, Programa
de China Global, por favor viste a:
www.internationalrivers.org[migration_link|path:node/1516,lang:en]

Traducción de Denis Rojas, Amigos de la Tierra Perú